Así me entró a mí, hace muchos muchos años, la pasión y el sentimiento por los colores verdes
Tras la valla, con la publicidad de Vinagres Parras, sobresalían varias cabezas que observaban, en el llamado palco de los sastres, las evoluciones de unos hombres vestidos de verde en el desparecido Campo de Fútbol de Palomarejos.
Mientras varios niños de corta edad, entre ellos yo que acudía de la mano de mi añorado padre, pateábamos un viejo balón en la zona tierra tras una de las porterías, donde hoy se ubica la Residencia de Ancianos de la Avd. de Barber, desde donde volvíamos nuestras miradas hacia el terreno de juego cada vez que la grada cantaba un gol.
Ahí empece a inyectarme la primera dosis, aún si ser efectiva del todo, en mis venas de sangre verde.
Pero la primera ocasión con uso de razón, y en la que ya asistí solo con mis amigos, fue con 11 años en el añorado Carlos III, en el que el Toledo jugaba en la transición entre Palomarejos y Salto del Caballo, una tarde de primeros de Noviembre de 1973.
En aquella época en el club era habitual el reparto de entradas en los colegios. Yo fui, junto a mi gran amigo Ángel, uno de los afortunados en recibirla de las manos de mi maestro Don Felipe Tello, que fue muchos años entrenador de la extinta U.D.Santa Bárbara, y la guarde como un tesoro deseando que llegara el domingo
Bajamos ilusionados y contentos con ansias de ver las evoluciones del equipo. Y vaya si disfrutamos. Ese día el rival era el Unión Copais de Aravaca, de Primera Regional Castellana, donde pude gozar de una goleada, de las muchas que hacía el Toledo en esa época, por 7-0 liderada por el ídolo mi adolescencia el "asesino del área" o "la bruja" ESTEBAN MARTÍNEZ.
El encargado del marcador manual, instalado sobre una especie de terracita en una esquina del campo, no daba abasto a cambiar números en el local.
Desde ese día supe que el C.D.TOLEDO sería el equipo de mi VIDA sin importarme en la categoría que estuviera.
ASÍ ME HICE DEL TOLEDO, SIGO SIENDO Y ASÍ HASTA LA TUMBA
¡AÚPA C.D.TOLEDO!
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